miércoles, abril 13, 2005

Ying, Yang

El simbolo del equilibrio, el bien y el mal, lo blanco y lo negro de cada uno.

Acabo de llegar al trabajo y lo primero que he echo ha sido repasar los blogs amigos y me he quedado un poco "pillado" al ver el de mi querida E.

Ayer hablaba con ella sobre los lados oscuros de la gente, sigo manteniendo que todos tenemos un lado oscuro, algo "perverso".

Quitaos de la cabeza connotaciones oscurantistas y misticistas del término, cuando hablo de lados oscuros, claros y semiclaros me refiero a la "publicidad" de la información, o sea, como de pública es esa información o ese rasgo de nuestro carácter.

Todos tenemos un lado blanco, lo que mostramos, lo que somos en un 70% o un 75%, esa cara qeu todos conocen y por la cual los demás nos identifican. Despues hay un lado gris, ni frio ni calor, ni chicha ni limoná, que posiblemente representa un 20% de nuestra personalidad, más o menos (recordad que esto no es un estudio científico, sino una paja mental muy gorda provocada por la ingesta matutina de tarta de queso y leche pascual sin chocolate).

Esta parte gris es lo que la otra u otras personas llegarán a descubrir cuando te conozcan un poco más, cuando entren en tu "radio o esfera de actuación", penetren en tu habitat y tu les acojas en él.

Y por último está la parte negra, oscura que no sucia ni depravada, quizás pervertida y sorprendente, la parte que tan sólo unas pocas personas en este mundo conoceran, tu verdadera esencia, cuatro o cinco rasgos que te definiran como el ser único que eres, la parte que, junto con las otras dos, te dota de carácter y de personalidad.

Y para muestra un botón:

Mi lado blanco, es voluble, dependiendo de quien tenga delante, pero podríais definirlo los que me conoceis como alegre, extrovertido, bromista, puedo ser educado cuando quiero, charlatan y dicharachero (como la rana Gustavo).

Mi lado gris, aquel que solo conocen quienes pasan mas tiempo conmigo, posiblemente todos coincidais en destacar mi interes por temas sexuales y por no tener demasiados pelos en la lengua a la hora de hablar de esos temas (a veces esa falta de pelos hace que pegue patinazos), amén de mi intransigencia para determinadas cosas y de muchos otros defectos y virtudes que los que me conocen sabrán.

Mi lado negro (algun@s ya se estarán frotando las manos), lo tengo, lo reconozco y no lo oculto, al menos no a las personas a las que considero dignas de conocer mis más oscuros y pérfidos secretos, lo que podría destruir mi vida social y cosas así, dejo a vuestra retorcida mente los detalles escabrosos, ya sabeis pensad mal y acertareis. Y sin embargo, esta parte negra, oscura y vil (para quien la quiera ver así) es la que me hace ser un poquito más especial, interesante y único en el mundo, un mundo salvaje e inexplorado (iba a poner virgen pero ...) esperando a que las personas a las que he dado las llaves lo explore conmigo.

1 comentarios:

Eowyn Zirbêth dijo...

Creo que en ese proceso de años que es la vida, al menos en los últimos, he ido eliminando ese lado oscuro, sin que ello signifique que halla perdido la picardía, la capacidad de sorprender o mi propia e inestimable personalidad especial. Es curioso cómo te describes: en la superficie, suelen pensar que soy fría y distante, muy seria y tal. En la gama de grises que soy una gamberra picarona aparentemente obsesionada con el sexo y los trapitos medievales, y en el fondo, sobre todo, soy intensa.
La mayor parte de la gente, cuando la conoces, primero se muestra encantadora, habla de temas poco trascendentes y es con el tiempo que llegas a conocer lo que podrían considerarse sus secretos. A lo mejor es que mi yo especial es el que le lleva la contraria a esa norma.