miércoles, agosto 23, 2006

Sabiduría Za Zen

"En la vida no nos deberian medir solo por lo bajo que caemos, sino por los intentos por saltar que hacemos"

jueves, agosto 17, 2006

Lejos

Me voy lejos de ti,
a sacarme el veneno y echarlo al mar,
para que las corrientes te lo devuelvan a ti,
y tu me lo puedas volver a inyectar.

Encadenado


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Los ruidos del agua al filtrarse por las rocas de la cueva eran la única compañía del demonio en aquella situación. Examinó rápidamente sus opciones, débil, caido y encadenado a la pared de piedra con cadenas hechas de algun material extrañamente resistente...encerrado en su propio mundo, aquello no podia sino ser obra de...

Un ruido de arrastrar de pies lo sacó de su ensimismamiento, el perfume de ella llegó antes que su presencia, podía notar como sus músculos cansados se tensaban al olerla, aquello no era bueno.

Unos pasos rápidos le indicaron que no venía sola, le acompañaba alguno de sus lacayos, alguno de los que le habían aprisionado sin duda, alguno de aquellos repugnantes seres que seguían las caprichosas órdenes de aquella mujer.

El demonio abrió los ojos amarillos para ver de cerca a sus captores, allí estaba ella, como siempre preciosa, divina, increiblemente bella y a la vez cruel, oí que el repugnante ser que la acompañaba le susurraba palabras.

-... es sin duda el material más resistente, no podrá soltarse esta vez...-

La sonrisa de ella era demoledora, dura, fria y a la vez daban ganas de besarla y fundirse con ella.

Ella, altiva, avanzó unos pasos y se quedó mirando al demonio encadenado, sonrió aún más, mostrando sus dientes, sus afilados dientes, sus ojos eran de un verde claro que asustaban al mirar, los abrio de par en par cuando el demonio comenzó a moverse espamódicamente.

Al principio pensó que era tos, pero entonces pudo oirle, era risa, se estaba riendo, primero de forma suave y al final de forma más y más abierta, hasta que de repente paró.

Sus ojos se encendieron con un brillo ambarino, sus musculos se tensaron y gritando de furia, mostrando sus dientes afilados, el demonio comenzó a tirar de las cadenas. Trozos de roca caían del techo antre el esfuerzo del demonio.

La mujer abrió los ojos y la boca justo en el momento en el que la pared cedió y el demonio saltó hacia ella, enrrollando las cadenas en su esbelto cuerpo. La voz del señor del Inframundo sonó áspera.

- Y ahora que, querida Vida.-

Ella, la Vida, pareció no sorprenderse, se limitó a sonreir. En ese momento el demonio sintió como su figura se deshacía como si fuese de arena entre sus manos.

El demonio miró a todos los lados, no la vio, ni a ella ni a su sicario, entonces corrió fuera de la caverna y subiendo al monte más alto de todo el Inframundo le gritó a los cuatro vientos.

- He vuelto a ganarte. Asúmelo, no podrás conmigo!.-

La voz de la Vida sonó como un susurro en sus oidos, amenazante y sibilina.

- Volveré a tumbarte.-

La respuesta del demonio fue breve, seca, corta, firme y en voz baja.

- Y yo volveré a levantarme de nuevo.-

martes, agosto 15, 2006

Hilo de plata

Me tumbo en la cama y comienzo a despegarme, intento sumergirme en el mundo de los sueños, donde tu habitas de forma permanente, finalmente me sumerjo y avanzo despacio y de forma viscosa entre las pesadillas y los sueños insultos.

Me elevo por encima de mi cama, conectado a mi cuerpo a través de un pequeño hilo de plata que marca el punto de union conmigo mismo. Levito y vuelo atravesando paredes y tierra, surco el cielo deprisa, a toda velocidad, sin pararme en ningún sitio, tán solo busco un punto en toda la tierra, tu cama.

Por fin llego a tu casa, atravieso las paredes que me separan de ti y te encuentro durmiendo plácidamente en tu cama, me acuesto en forma de plata junto a ti suavemente y te abrazo, sonrío mientras paso mis brazos alrededor de ti y me aprieto contra tu espalda.

Sin embargo te noto fría, vacía, carente de sentimientos, mi sonrisa desaparece mientras me incorporo levemente y te observo despacio.

Tu cuerpo está inerte, pero en tus labios se esboza una sonrisa, justo cuando mis ojos de plata descubren un hilo de oro, igual que el mío, que sale de ti, justo en el mismo momento en el que un calor me invade, como cuando alguien te da un abrazo.

lunes, agosto 14, 2006

Y de nuevo?

Y de nuevo me volveré a marchar sin conocer lo que es perderse en un abrazo tuyo sincero y con cariño?

Y de nuevo me volveré a marchar sin saber a que huele la parte trasera de tus orejas cuando me abraces?

Y de nuevo me volveré a marchar sin saber lo que es una mirada tuya a menos de 15 centímetros d distancia?

Y de nuevo me volveré a marchar sin saber como suena un susurro tuyo en mi oido dicíendome algo realmente lindo?

Y de nuevo me volveré a machara sin saber a qué saben tus labios?

sábado, agosto 12, 2006

A veces

Algunos nos comportamos como autenticos gilipollas.

El problema es cuando en vez de ser "a veces" es "casi siempre". Ultimamente siento que me comporto peor que un gilipollas demasiado a menudo.

Y eso no puede ser bueno.

viernes, agosto 11, 2006

El Explorador

El explorador jadeó una vez más mientras hacía acopio de fuerzas y de aliento. El veneno le corría por las venas haciendo estragos en sus sistemas nervioso y motor, pero aun le quedaba cuerda como para aguantar un poco más, estaba demasiado cerca como para renunciar.

Profiriendo un gemido de dolor se incorporó y avanzó por el angosto pasillo de aquella pirámide perdida en mitad de ninguna parte, la rodilla le ardía, estaba destrozada por el golpe de una trampa que no había sabido ver, el explorador se arrastró como pudo hasta la sala que se abría unos metros más adelante.

La sala estaba ténuemente iluminada por unas antorchas que ardían despacio, como sin ganas. En medio de la sala un pedestal ofrecía al visitante una estatuilla de una diosa extraña, de bellos ojos y oscuros cabellos. El explorador se arrastró hacia ella despacio, por detrás, evitando esos ojos que, de seguro, derribarían muros y desharían icebergs solo con posarse encima.

Tranquilo posó su mano sobre la estatua de la diosa, y justo en ese momento supo que había hecho algo mal, un mecanismo se disparó pero antes de que pudiera reaccionar un dardo envenenado se le clavó en la parte baja del pecho.

Un sonido seco le indicó que otro mecanismo se había activado, se giró al tiempo de ver como una roca gigante rodaba hacia él, demasiado típico pero también demasiado mortal como para pararse a pensar en las coincidencias con determinada película.

Intentó correr y arrastrarse, a duras penas si podía respirar por la última trampa, corrió pasillo abajo hasta esquivar de mala manera la roca que amenazaba con aplastarlo como a una mosca.

Y tras todo aquel periplo se encontró en una sala, la más oscura y recóndita del templo, y pudo ver a la diosa que antes había visto en forma de estatuilla, y esa diosa se encontraba en brazos de otro explorador, y fue entonces cuando se dió cuenta de que era demasiado tarde.

Sus pulmones fallaron, su sangre envenenada fluyó a toda velocidad colapsando su cuerpo y el explorador cayó al suelo, y antes de caer ya estaba muerto.

jueves, agosto 10, 2006

Ahí no...

Tócame por todo el cuerpo, gírame con la punta de tus dedos, recorre con tus labios mi piel, de una punta a la otra, arrancándome gemidos si así lo deséas.

Sujétame las manos, tápame la boca con la tuya, agarrame de la cintura y seré tuya, destrozame la lengua con tus finos dientes, humedéceme los ojos con tus besos y susurrame cosas obscenas al oido.

Hazme lo que quieras, pero ahí no me toques, no me roces, no te acerques, es la parte mas sagrada de mi cuerpo...

...ni se te ocurra profanar mi cuello

jueves, agosto 03, 2006

Catulo

Miser Catulle,
desinas ineptire,
et quod vides perisse
perditum ducas.

Fulsere quondam candidi
tibi soles,
cum ventitabas
quo puella ducebat
amata nobis quantum
amabitur nulla.

Ibi illa multa
cum iocosa fiebant,
quae tu volebas
nec puella nolebat,
Fulsere vere candidi
tibi soles.

Nunc iam illa non vult:
tu quoque impotens noli,
nec quae fugit sectare,
nec miser vive,
sed obstinata mente perfer,
obdura.

Vale puella!
Iam Catullus obdurat,
nec te requiret
nec rogabit invitam:
at tu dolebis,
cum rogaberis nulla.
Scelesta, vae te!
Quae tibi manet vita!
Quis nunc te adibit?
Cui videberis bella?
Quem nunc amabis?
Cuius esse diceris?
Quem basiabis?
Cui labella mordebis?
At tu, Catulle,
destinatus obdura.

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Desgraciado Catulo,
deja de hacer tonterías,
y lo que ves que ha muerto,
dalo por perdido.

Brillaron para ti,
en otro tiempo, días luminosos,
cuando a menudo acudías
a donde te llevaba una jovencita,
amada por nosotros como
jamás será ninguna.

Allí tenían lugar entonces,
aquellos innumerables goces
que tú deseabas y ella no rechazaba.
Cierto es que brillaron para ti
días luminosos.

Mas ahora, ella no quiere:
también tú, aun no pudiendo,
deja de querer,
y no corras tras la que te huye,
ni vivas desgraciado,
sino obstinadamente resiste
y no cedas.

¡Adiós muchacha!
Ahora Catulo se ha endurecido,
no te buscará ni te suplicará
para que le rechaces:
Pero tú llorarás cuando
no te ruegue más.
¡Desgraciada, ay de ti!
¡Qué vida te espera!
¿Quién se te acechará ahora?
¿A quién parecerás hermosa?
¿A quién amarás ahora?
¿De quién dirás que eres?
¿A quién besarás?
¿Qué labios morderás?.
Pero tú, Catulo,
como te has propuesto,
mantente firme.