martes, diciembre 27, 2005

Negro Amanecer

Negro, eso es todo lo que se veía en el horizonte, ni un mísero rayo de luz apartaba las tinieblas más allá de donde la vista podía alcanzar.

En un ático unas pequeñas alas se removían inquietas mientras los pies del hada jugueteaban sin ganas con las pequeñas piedras de la azotea. Sus manos estaban quietas rodeando sus propias rodillas y su cabeza escondida en el regazo que se formaba entre estas y los antebrazos.

Un aleteo sacó al hada del trance en el que estaba sumida, delante de ella unas alas membranosas y de un fuerte color rojo sangre se replegaban mientras un demonio giraba su cabeza de la cual repuntaban dos cuernos.

-¿Quién eres y que quieres?- le espetó el hada sin demasiadas ganas de entablar conversación con nadie

-Y eso que mas da, ¿acaso tienes ganas de saber realmente quien soy?- dijo de forma burlona el demonio

- Sólo quiero que me dejen tranquila conmigo misma y tu estas interrumpiendo esa soledad.- contestó el hada mientras torcía el gesto y bufaba

El demonio pareció ignorar el comentario pues se giró y se quedó mirando al horizonte, donde se suponía que el solo tendría que estar y donde sólo había una negrura espesas y cuasi líquida.

- ¿Esto lo has hecho tu?- preguntó el demonio señalando al horizonte y mirando al hada acurrucada que no había cambiado de postura

- No, me han obligado a hacerlo.- volvió a contestar de mala gana mientras descruzaba los brazos, - además, a ti que más te da, ni te va ni te viene, lárgate y déjame en paz!, quiero estar sola.- el tono del hada indicaba que se estaba enfadando, pequeños zarcillos de oscuridad fluctuaron alrededor de los brazos del ser alado y se extendieron de forma amenazante hacia el demonio que impasible la miraba desde la esquina de la cornisa.

- Sólo quería saber por que una flor como tu estaba marchita.- dijo el diablo encogiéndose de hombros, - sólo soy curioso, es mi defecto, nadie es perfecto.-

Los ojos del hada brillaban aún sin ausencia de luz, amenazando con anegarse de amargas lágrimas. - ¿Una flor?, ¿una flor dices?, yo te diré por que esta “flor” está así, por que no la han regado, por que no la han cuidado, por que no han sabido darle cuidados para que crezca como debe crecer, por todo eso y mucho más esta flor no está marchita, ¡ESTA MUERTA!.- gritó mientras dos pequeñas lágrimas corrieron por su delicada piel de porcelana hasta encontrar su muerte contra el suelo.

El demonio la miró, su rostro se puso serio, sus ojos sin pupilas, del mismo color que el horizonte, se encogieron y se estrecharon.

- ¿Te gustan las rosas?- preguntó muy serio
-¿Q..Que? - El hada boqueó, no entendía al demonio. - ¿Por qué me...?

- ¿Sabes que las rosas mas bellas son las que crecen en los parajes más áridos, sin ayuda, sin abono y sin riego más que el que la propia naturaleza les da?- dijo mientras de algún lugar sacaba una preciosa rosa roja, sus pétalos eran del mismo color brillante que las alas del demonio, su tallo del verde más intenso que el hada había visto y las espinas más grandes y afiladas de todas cuantas había podido tocar.

El demonio se acercó al hada y la ayudó a levantarse, cuando estuvo de pie y con la boca todavía abierta por todo lo que estaba pasando le dio la rosa.

- Toma y observala bien, es fuerte, grande y bella, como tu ahora mismo, que seas capaz de verlo depende de ti.- le dijo mientras despegaba sus alas y se disponía a volar.

-Gr..gracias.-dijo el hada con la sorpresa todavía en el cuerpo aceptando la flor. Justo en ese momento volvió en sí, ya no estaba enfadada, sólo triste y le preguntó al demonio. – Pero, ¿de que sirve tanta belleza si crece en soledad?. Morirá sola y nadie apreciará su belleza.- dijo con voz lacónica mientras bajaba los ojos hacia la rosa.

El demonio sonrió y con una mano suavemente levantó la barbilla del hada hasta que sus miradas se cruzaron.

-¿Deja una rosa de ser rosa cuando no la miras?¿deja de ser bella por que tu no la estés observando o contemplando?¿Acaso deja de existir la belleza cuando no hay nadie para alabarla?. Al igual que esta rosa, tú no dejaras de ser bella por que no tengas a nadie para que te contemple, pero has de crecer fuerte y bella, para que el día en que ese alguien te encuentre seas la más bella de todo mundo y elija llevarte, como yo hice con esta rosa.-

Dicho esto el demonio se echó a volar, sus alas se batieron y un remolino de aire agitó las piedrecitas del ático, a los pocos segundos apenas se podía ver la roja figura alada en medio de aquella negrura.
El hada le contempló hasta que sus ojos le perdieron de vista, después miró a la rosa, que le regalaba la mejor de sus fragancias y la más bella de sus caras, roja, verde y olorosa. El hada la apretó contra su pecho con cuidado de no pincharse y decidió bajar del ático, mientras abría la puerta para bajar una tímida sonrisa asomó por sus labios y en el horizonte, un rayo de luz rasgó el manto de tinieblas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizá el hada no quiera guardar su belleza y dejarse marchitar. Se tumbará una vez baje junto a la rosa y esperará a ver cual de ambas se apaga primero. Quizá ame su dolor y su soledad porque le da fuerzas para luchar, si la llevan, si por su belleza la llevan, matarán todo su propósito porque si ella ama, se abandona por el otro ser.

Anónimo dijo...

:____)

Te digo lo mismo que en la asociación. Gracias.

Anónimo dijo...

vaya sta muy chido tu blog la verdad creo k tienes gustos similares a los mios...espero puedas visitar mi blog...seria fabuloso k lo hisieras...bueno vale ....

mi blog es http:sensu-dark06.blogspot.com

Anónimo dijo...

estaba buscando cosas sobre hadas y demonios, y entonces llegué akí. esta bastant wapo esta historia, es d algun cuento, o algo? O la has escrito tu? (ke ers escritor/a?) weno, esta mu bien, d verdad , ma gustao muxo...espero ke algun dia me vuelva a meter en esta pagina, y vuelva a encontrarme otras cosas asi...enga , sigue asi. adeeeeeew