lunes, abril 04, 2005

Jai Na Qan

El joven Puarrrg estaba en el campo de batalla observando el terreno y calculando, si es que los orcos son capaces de tales proezas, las posibles zonas de huidas de los humanos. La Jai Na Qan se había desatado hacía poco y ya habían luchado durante numerosos días a través de los campos contra los vethorianos.Tiró al suelo la minúscula hoja de parra con la cual se estaba ocultando y repasó con su dedo el filo de una de sus hachas, un humano cabezadura le había destrozado la otra, pero a cambio ahora tenía dos partes en la cabeza bien diferenciadas, se apoyó en su maza y, se incorporó.

Observó a sus compañeros y hermanos de clan y dislumbró a lo lejos el revuelo, que el Troll que llevaban con ellos, estaba montando junto a la escoria goblin y que el esclavista trataba de controlar, al anterior esclavista lo mataron en un momento de distracción y tuvieron que matar a unos cuantos goblins y al troll para evitar problemas.Sacudió la cabeza para quitarse el agua que le caía por los ojos.

La suave lluvia mojaba su armadura de cuero y el pelaje de lobo que recubría tanto la armadura como sus brazos y piernas goteaba a causa de la lluvia y desprendía un olor que a Puarrrg le agradaba, la mezcolanza del olor propio del pelo del animal, la tierra y la sangre, tanto la suya como la de sus enemigos.Sonrió lévemente al recordar a los pielesblandas caer ante sus hachas y recordó momentos gloriosos como cuando él junto a una escoria goblin recuperaron una reliquia para la Gran Chamana.

De pronto una neblina comenzó a formarse en el campo de batalla, posiblemente fuese algo pasajero, pero podía oler a los humanos cerca de su puesto. Preparó su hacha y su maza, sus músculos se tensaron y sus ojos afinaron la visión para tratar de localizar a los pielesblandas.Tan de repente como la niebla se había formado se disipó y pudo verlos, estaban alli, relucientes, sus escudos y sus espadas brillaban bajo la difuminada luz del sol que tímidamente se asomaba entre las nubes.

La masa verde de la Horda Orca se desplazó en masa, Puarrrg se unió a ellos, desprendiendo gotas de lluvia acumuludadas en la piel de sus hombros y de sus brazales. Sus poderosas piernas impulsaron la masa de músculos que era el orco y se lanzó a la carga junto con sus hermanos orcos y la escoria goblin.

En el aire se oyeron los gruñidos de los orcos alcargar contra los humanos, el retumbar de los tambores, el sonar de los cuernos y el choque de las partes metálicas de las armaduras entre si, en el otro bando los humanos se apiñaban tras sus escudos y gritaban a los arqueros para que cargasen flechas y lanazasen la primera andanada contra la masa verde que se abalanzaba sobre ellos.

Sin embargo, algo heló la sangre de los pielesblandas, no era la impresionante visión de la Horda, ni siquiera el Troll avanzando tirando del pequeño carro snotling dirigiendo su temible maza de batalla hacia la linea de escudos humanos.

En el aire, tán sólo se oía una cosa, al ritmo de los tambores orcos, la principio fue un murmullo pero poco a poco se fue convirtiendo en un grito uniforme que afligió el corazón de los humanos...

JAI NA QAN
JAI NA QAN

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Y no escuchaste mas xq te mate xDDD

q gran combate! y q gran relato!

un abrazo!