Una última carga III

La cara de la maga oscura era todo un poema, sus facciones estaban desencajadas, el rostro del demonio estaba a tan solo unos milimetros de ella, sus cejas fruncidas y sus dientes apretados, era el rostro del odio mas absoluto, ella abrió la boca cuando él giró el pomo de la espada emponzoñada que había cogido del suelo al partirse su hacha en el craneo de un siervo de la Oscuridad, las estrías de la espada penetraron en la carne con un crujir insano.

- Y ahora ¿quien jode a quien?- dijo el demonio mientras sus ojos observaban como la vida se desvanecía a través de los de ella.

Justo en ese momento, ella comprendió cómo había ocurrido todo, el demonio era, a fin de cuentas, una criatura de la oscuridad, iluminado en su corazón, pero el odio despertado al verla le hizo capaz de atravesar el escudo de energía, su corazón se oscureció y en vez de amedrentarle le sirvió de alimento para correr hacia ella, destruir su imperio de maldad y matarla, ella siempre le creyó inferior por ser demonio, inferior por ser influenciable, inferior a ella, ahora ella caía hacia el abismo de la muerte sorprendida por el arranque del demonio, en otro tiempo aliado y ahora verdugo.

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Moraleja: Que la hiel y el odio os sirva para tirar hacia delante, nunca retrocedais, ni siquiera cuando os duela tanto que penseis que no podreis soportarlo, los que os hicieron daño encontrarán el mayor dolor en vuestra capacidad para salir adelante, que nada ni nadie os detenga.