domingo, diciembre 17, 2006

Heridas

Ella estaba muy triste, desde hacía mucho tiempo una sombra pasaba por su cara, su rostro, antaño risueño y dulce ahora era una máscara de oscuridad.

Había ido al médico y al psicólogo, al psiquiatra y hasta algun que otro curandero, y lo único que conseguía era acumular medicinas y recetas inútiles.

Y entonces apareció él, ella lo llamaba ángel, por que se sentía como en el cielo, le quería mucho, tanto que hasta le dolía cuando lo pensaba, pero le reconfortaba tenerle ahí.

Sin embargo él no estaba cerca y ella no era del todo feliz, hasta que un día, en el trabajo, justo antes de salir, recibió un sms, en él podía leerse:

Vale por un abrazo, sal y recoje tu regalo.

Ella salió y allí estaba él esperándola, y se aproximaron, y se miraron, y se abrazaron, despacio al principio pero luego más y más fuerte.

Y al día siguiente los periódicos recogieron como en la zona donde ella trabaja algo había roto todos los cristales de la zona y lo único que se había encontrado en el epicentro era una máscara oscura con la forma de la cara de una chica.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Sea en el lugar sea, los cristales romperán de la energía que desprenderemos al abrazarnos tu y yo, no hay duda. ;)

Cada día necesito mas ese abrazo...

Mil besos mi ángel