Noche de purpurina y glamour

Asi podríamos resumir la noche del sábado y es que, ávido de nuevas experiencias me lancé hacia las inhospitas tierras madrileñas, lugar de oscura fascinación y negro aborrecimiento por igual.

Total que a las 10 quedamos para hacer un botellón, algo light hay que reconocer, en la Casa de Campo, tras la compra de la bebida y los hielos me escapé en solitario a comprar algo de comida que sino la cosa pintaba fea, cual es mi sorpresa al volver hacia donde estaban mis compañeros cuando andando por medio del parque vislumbre a lo (no tan) lejos a una pareja dandose amor, mucho amor, en la ducha de casa, que malas son las mamparas semistransparentes y las luces en el interior que proyectan tus siluetas al exterior madre...sobre todo para los que estamos fuera.

En fin, tras bebernos los litros y poco más llegamos a Chueca, pero no sin antes ser untados a conciencia por parte de mi querida Rhiwen de purpurina plateada.

Sería largo describir nuestro paso por Chueca, asi que solo diré que despues de estar en la fiesta del orgullo gay me reafirmo en mi más sincera heterosexualidad al ver los, y que me perdonen las lectoras, pibones esculturales heterosexuales que pululaban por la zona. IM-PRESIONANTE.

El resto de la noche no merece mención, quizás mis dos paseos desde Gran Via hasta Argüelles y viceversa no pasarán a la historia como la carrera de Maraton pero por lo menos tardé los 20 minutos (aprox.) que dije.

Nada del otro jueves, pero al menos, fue divertido.

Y perdonad que no esté más animado es que, como he dicho, me he abierto la cabeza con una ventana y me duele un ratico.