miércoles, septiembre 24, 2008

Peluche Guardián

Dormía con aquel caballito pegado al cuerpo y atrapado entre sus brazos desde que tenía uso de razón.


Recordaba haber pasado toda su vida con él, cada una de las noches que componían su vida, incluso cuando se iba de viaje lo llevaba consigo, con el consiguiente escarnio de sus amigos y conocidos.


Sin embargo algo le decía que no debía separarse de él, un instinto primario, algo le decía que aquel peluche era importante y que no debía de separarse de él durante las horas que pasaba en brazos de morfeo.


Hasta que un día llegó ella, y poco a poco comenzó a separarse de su peluche, no demasiado, tan solo unos metros, pues ella ocupaba sus abrazos por las noches, mientras su querido peluche observaba, quieto y mudo, desde la cómoda de la habitación.


Todo lo que encontraron una buena mañana fue un rastro de sangre por toda la habitacion, desde la cama hasta la comoda, el peluche ensangrentado y a él con la cordura totalmente destrozada, en la esquina opuesta de la habitación...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando llega el momento en que te encariñas mas con el objeto de tus deseos, y él te situa en la segunda plana... Este es el resultado. Preciosa historia, felicidades. Por cierto, no te gustará Dexter ¿no? Un beso desde el viento.

Una cualquiera dijo...

jaja primo? estas delirando, eh?hay que dormir más...

Anónimo dijo...

Un peluche celoso, ¿no? Supongo que, si me pongo en su lugar, habría acabado haciendo lo mismo...No podría ver que esos abrazos que me pertenecen se los lleva otra persona. ¡Besitos!