viernes, agosto 11, 2006

El Explorador

El explorador jadeó una vez más mientras hacía acopio de fuerzas y de aliento. El veneno le corría por las venas haciendo estragos en sus sistemas nervioso y motor, pero aun le quedaba cuerda como para aguantar un poco más, estaba demasiado cerca como para renunciar.

Profiriendo un gemido de dolor se incorporó y avanzó por el angosto pasillo de aquella pirámide perdida en mitad de ninguna parte, la rodilla le ardía, estaba destrozada por el golpe de una trampa que no había sabido ver, el explorador se arrastró como pudo hasta la sala que se abría unos metros más adelante.

La sala estaba ténuemente iluminada por unas antorchas que ardían despacio, como sin ganas. En medio de la sala un pedestal ofrecía al visitante una estatuilla de una diosa extraña, de bellos ojos y oscuros cabellos. El explorador se arrastró hacia ella despacio, por detrás, evitando esos ojos que, de seguro, derribarían muros y desharían icebergs solo con posarse encima.

Tranquilo posó su mano sobre la estatua de la diosa, y justo en ese momento supo que había hecho algo mal, un mecanismo se disparó pero antes de que pudiera reaccionar un dardo envenenado se le clavó en la parte baja del pecho.

Un sonido seco le indicó que otro mecanismo se había activado, se giró al tiempo de ver como una roca gigante rodaba hacia él, demasiado típico pero también demasiado mortal como para pararse a pensar en las coincidencias con determinada película.

Intentó correr y arrastrarse, a duras penas si podía respirar por la última trampa, corrió pasillo abajo hasta esquivar de mala manera la roca que amenazaba con aplastarlo como a una mosca.

Y tras todo aquel periplo se encontró en una sala, la más oscura y recóndita del templo, y pudo ver a la diosa que antes había visto en forma de estatuilla, y esa diosa se encontraba en brazos de otro explorador, y fue entonces cuando se dió cuenta de que era demasiado tarde.

Sus pulmones fallaron, su sangre envenenada fluyó a toda velocidad colapsando su cuerpo y el explorador cayó al suelo, y antes de caer ya estaba muerto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

maldito mata exploradores! Podías haberle dejado un poco más, que por lo menos muriera ya en el suelo, eso no se hace!
un abrazo desde alguna parte

Anónimo dijo...

:-(

Anónimo dijo...

Keep up the good work » » »

Anónimo dijo...

Best regards from NY! »

Anónimo dijo...

Excellent, love it! » » »