martes, noviembre 27, 2007

Intrusa

Recuerdo perfectamente la primera noche en que ella entró en mi cuarto, por la ventana, diluviaba y la calle parecía la boca del lobo, casi me muero del infarto cuando la vi abrir la ventana y entrar como una araña.

Me quedé helado dentro de la cama, tapándome como un idiota, como si la sabana fuese a cobijarme o a protegerme de ella, fuesen cual fuesen sus intenciones.

Recuerdo la escena fantasmagórica de su silueta recortandose contra la ventana con cada trueno y sobre todo recuerdo mi reflejo en sus ojos oscuros, casi negros, que me miraban desde la mitad de mi cuarto.

Mi cara debía ser todo un poema cuando ella, sin mediar palabra se metió en la cama conmigo, y me abrazó, evaporándose todo el miedo que me había causado hasta el momento.

Recuerdo mis brazos, estirándose tímidamente y acogiendo el cuerpo de ella, que parecía hecho a medida, recuerdo su pequeño gemidito cuando cerré el abrazo en torno a ella, recuerdo sus suaves movimientos hasta conseguir un acople perfecto.

Recuerdo el olor de su cabello mojado, la paz que desprendía y lo bien que dormí aquella y todas las noches en las que el ritual se repitió, la ventana, el avance lento por mi cuarto, la invasión de mi cama, el abrazo cálido y tranquilizador.

....

(Continuará)

1 comentarios:

Lena dijo...

Me quedo sin palabras! es que no sé qué decirte, siempre te digo espléndido, pero es verdad. Relato cautivador y dotado de gran sensualidad, estoy ansiosa por leer el siguiente. Ya tengo aquello que me pediste, el día que aparezcas y te quedes un ratín sin evaporarte de repente te lo paso.

Un besote,

Lena