miércoles, junio 25, 2008

Historias con chicha I

El pastor de cabras nocturnas y su amigo discutían acalorádamente mientras caminaban por las calles del pequeño pueblo buscando la sombra, pues el sol calentaba en exceso aquella mañana de verano.

- Te digo que eso de estar con alguien toda la vida, todos los días, no es bueno.- le decía su amigo, conocida alma libre del pueblo.

El pastro se limitaba a sonreir y a negar con la cabeza.

- No, te lo digo en serio, mira, al final acabas en rutina, todo el día igual, todo el rato lo mismo, la misma cara, las mismas manías...un horror!.- dijo mientras se sentaba en aquella mesita donde siempre él y el pastor discutían de todo y de nada durante largas horas.

El pastor seguía negando con la cabeza mientras sonreía divertido y escuchaba la retaila de su amigo acerca de lo bueno de estar sólo o acompañado cuando te apetecía.

La camarera se acercó a tomarles nota, el pastor dejó que su amigo pidiese, lo de siempre, dos cervezas y algo de carne para comer.

Cuando el plato estuvo en la mesa el pastor cogió un trozo de carne y le preguntó a su amigo.

- ¿ Hace cuanto que nos conocemos?-

- No se, mucho tiempo, años, décadas, la verdad es que es como si hubiesemos estado juntos desde que nacimos.- dijo su amigo divertido por el cambio de tercio de la conversacion.

- ¿Y cuantas veces hemos venido a esta taberna?.- dijo señalando con el trozo de carne la pequeña y bulliciosa taberna.

- Pues todas las semanas unas tres o cuatro veces, no veo donde...- dijo el amigo viendo que el pator tramaba algo.

- Bien.- le interrumpió. - Siempre que venimos pides lo mismo, dos cervezas y este plato de carne, cocinado de la misma manera y con el mismo sabor, ¿verdad?.- dijo mientras el amigo asentía.

-¿Por que pides siempre lo mismo?.¿No te cansas?- le preguntó el pastor con una sonrisa en sus labios

- Je, esta es facil, por que me gusta, me gusta venir aqui y pedir lo de siempre, si es bueno, ¿para que cambiar?.- le dijo el amigo mientras se recostaba en la silla.

El pastor sonrió, alzó una ceja y el amigo soltó una sonora carcajada comprendiendo, y brindaron y charlaron, en el mismo sitio de siempre, hasta altas horas de la tarde...

4 comentarios:

Libertad dijo...

Si es que cuando algo es bueno nunca cansa, ¿verdad? ;D

Purgaaaaaaa ;*****

Anónimo dijo...

¡Pero qué bonito escribes! No hay en el mundo persona que pueda cansarse de esto.

nerea dijo...

Que gracioso el comentario de la foto jajaja
Bonita entrada! Aunque yo creo que me hartaria eh? Pero bueno... cada uno es como es...! Ale un besoo

LoOla dijo...

A este pastor de cabras lo conocí la otra noche..., en circustancias muy comprometidas... entre lunas y ombligos.

Besos brujos!