Rojo.
Me seco el sudor de la frente, otro día caluroso como siempre en esta maldita jungla de asfalto y cristal, en este pequeño circo lleno de espectadores casuals.
Observo a la gente con ojo avizor, cualquier movimiento extraño me mantiene en alerta, esquivo uno, dos, tres personajes extraños con tan sólo un movimiento de cadera, es un movimiento elegante y entrenado de forma natural.
Como natural es el movimiento, levantando polvo con cada pisada sobre la arena de asfalto.
Mis ojos giran hacia los rugientes motores, uno por uno me miran desde sus blindados carros, aprieto mis puños liberando la tensión acumulada en mis hombros de esa manera.
El bramido y el estruendo del resto de personas a mi alrededor es impresionante, pero no consigo alejarme de mi objetivo.
Y allí, en medio aquella gran vía llena de coches, circulación y ruido, de monstruos mecánicos rugiendo y vomitando sus gases por las vias de escape, allí mismo me agacho y recogiendo un puñado de polvo, como los antiguos gladiadores me convierto por un segundo en un gladiador urbano, en un guerrero del asfalto.
- Ave Caesar, morituri te saludant! -
Verde.
martes, mayo 22, 2007
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3 comentarios:
Me gusta "guerrero del asfalto" en el Inframundo de los "lobos solitarios".
Saludos.
Muy bueno. Mezcla de madmax y Galdiator.
Un saludo.
...y para luchar contra los leones tuvo que pisar una cebra.
Irónico, ¿no?
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