Cuando me la encontré estaba echa un manojo de nervios, gesticulaba hacia todos los lados con unos aspaviemtos realmente exagerados, sin lugar a dudas tenía lo que se conoce comúnmente como un ataque de histeria.
Intenté tranquilizarla y que me contase que había pasado exactamente ya que sus gritos histéricos entrecortados por el movil no me habían servido de demasiado, salvo para levantarme un ligero zumbido en el oido donde tenía el auricular.
Poco a poco se fue calmando, le hice beber agua y la forcé a calmarse, ya que no podía entenderla bien sino, fue entrando por el aro y comenzó a explicarmelo todo.
Podría resumir la historia en que había encontrado el movi tirado por encima de la cama, y por pura curiosidad, que mató al gato, comenzó a leerle los mensajes, y ahí vino el problema, se encontró con todo tipo de mensajes, bastante subidos de tono por lo que me contaba mientras dos lagrimones corrian por su carita.
Le dije que se tranquilizase que seguro que todo tenía una explicacion y unas cuantas más frases hechas de esas que no dicen nada pero que usé para intentar ganar algo de tiempo y pensar que decirle...
Asi estuvimos un rato, ella contándome lo decepcionada que se sentía y yo intentando calmarla con palabras mas o menos acertadas dado mi nivel de estupor ante el asunto.
Al final, cuando se tranquilizó un poco conseguimos llegar a la conclusión de que la curiosidad mató al gato y que la ignorancia en según que casos, es la felicidad absoluta.
Pero sobre todo llegamos a la conclusión de que...bajo ningún concepto se deben cotillear los mensajes del movil de tu madre...
miércoles, noviembre 28, 2007
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2 comentarios:
dios santo!
lo ultimo q pensaba es que eran de la madre :S
en efecto, la curiosidad mató al gato!
Coincido con Tara, pues menos mal que eran de la madre. Pero a la hija, ¿qué más le da? que deje a la madre tranquila, ¿no? Cada uno es dueño de su vida, y sí, efectivamente se vive mucho mejor en la ignorancia. Yo cambio el dicho por: el querer no ocupa lugar, el corazón de una persona nunca pertenece a nadie, sino que es de esa propia persona y puede entregárselo a quien desee o a quienes desee. Una cosa es amor y otra vicio (entendedme). No condeno ninguna de las dos, allá cada cual con sus sentimientos, pensamientos, valores y conciencia. Nadie tiene la verdad absoluta en nada sino sólo su propia verdad. Ahora dirás que toda esta brutal parrafada a qué venía, pues ni yo lo sé, simplemente lo sentí así. Lo siento si he aburrido a alguien.
Otro besote,
Lena
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