Al despertar aquel día supo que sería el día en que todo cambiaría, lo había decidido antes de irse a dormir, aquel sería el día en el que vencería su timidez y por fin miraría a la gente a los ojos.
Y asi fue.
Salió a la calle y decidió no mirar al suelo, se esforzó por mantener la vista al frente, y fue entonces cuando descubrió que al mirar a los ojos de los demás podía ver su mente.
Un, dos, tres, y zas!, ya estaba sumergido en un torrente de emociones, sentimientos y vivencias ajenas.Olores, sabores y recuerdos se mezclaban formando una amalgama que al principio fue dificil de digerir, pero poco a poco él fue cogiendole el gusto a aquello.
En pocas semanas navegaba por la mente de los demás como si lo hubiese echo toda la vida...hasta que un buen día se topó con ella...
Un, dos, tres y zas!, notó como ella le invadía la mente, como se deleitaba de todos y cada uno de sus sentimientos, como se descontrolaba su corazón al notar aquello y como ella sentía que él estaba dentro de su cabeza al mismo tiempo, visualizando su interior.
Desde aquel día decidieron no volver a mirar a nadie más a los ojos; a nadie, salvo a ellos mismos.
lunes, octubre 29, 2007
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3 comentarios:
Qué bonito, así da gusto empezar la semana. Hacía tiempo que no pasaba por aquí pero aquí mismo sigo. Un besito y buena semana.
Que bien solo querer mirar a alguien a los ojos y olvidarse del mundo...
saludos purgatorio66 con un 6 más estarías más cerca de un ser infernal que de uno celestial como dices identificarte,bromas aparte, creo que todos llevamos la dualidad angel-diablo dentro y a veces sale más uno que otro. es mi opinión.
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