No es más que un viejo recuerdo de mis épocas salvajes, de cuando solía entrar en torreones ajenos, destrozando y devorando todo a mi paso.
Entraba, arrasaba y salía, esa era la tónica habitual, pocas piedras quedaban en pie cuando me alejaba de aquellos torreones, profanados hasta la médula, en muchos casos vejados y humillados ante los embistes victoriosos de mi espada triunfal.
Por eso de vez en cuando vuelvo a este pequeño torreon en cuya parte más alta dos grandes ventanas de cristales azulados iluminan todo el interior, quizas por que es uno de los que mas en pie se conservan, de cierta manera insultante, de cierta forma desafiante...
O quizas es que, simplemente, le he cogido cariño.
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Para Z., te la debía desde hacia mucho tiempo.
miércoles, marzo 14, 2007
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2 comentarios:
Por fin has vuelto! Se t hechaba en falta. Un beso. Patri
Esto..., voy a pensar bien y no leer entre líneas, cosa que se me da muy bien =P
Me ha encantado, orgulloso debe de estar ese torreón de ser el preferido :D
Bienvenido a casa, querido y épico Purga ;D
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