El demonio paseaba por las almenas de la fortificacion con el jefe de la guardia, un buen hombre, joven para el cargo que desempeñaba. Mientras él le hablaba de las ultimas medidas de defensa que había instalado el demonio paseaba su mirada por la gente que bullía un poco más abajo en el mercadillo.
Ante la mirada atónita del jefe de la guardia el demonio bajó planeado despacio hasta un puesto donde un mercader le explicaba a una jovencita como usar un artilugio, el demonio se quedó mirando sin molestar y vio como lo hacian y justo cuando iban a terminar el demonio se adelantó y le solicitó al mercader el instrumento, lo sostuvo entre las manos y comenzó a manejarlo de otra forma diferente, dando el mismo resultado en la mitad de tiempo.
Sonriendo, le devolvió el aparto al mercader, que atónito le dió las gracias por la nueva forma de trabajar con el instrumento, el demonio se excusó y volvió a subir a las almenas, donde el jefe de la guardia había estado contemplando todo.
- Ha sido increible mi señor.- le dijo mientras seguian avanzando por la muralla.
-No ha sido nada increible, tan solo ha sido cuestion de ver como funcionaba y hacerlo de otra forma.- le dijo el demonio quitándole importancia a lo que había sucedido.
-Como siempre habiamos usado ese aparato así, nunca nos habiamos planteado que pudiese usarse de otra manera...- dijo el jefe de la guardia mientras saludaba con la mano a uno de sus hombres.
El demonio sonrió por lo bajo y entonces guió al jefe de la guardia hacia el patio central, bajando por la escalinata más próxima. Entraron y vieron a dos soldados cuidando la entrada y un poco más alejado un soldado sólo.
-Capitán, ¿que hace aquel soldado solo?- dijo señalando al más alejado.
- Cumplir con su turno de guardia mi señor.- dijo totalmente convencido el capitán.
-Bien, pero realmente sabe que es lo que está guardando? , por que sus compañeros guardan la puerta de entrada, pero él, ¿que es lo que custodia?.- dijo el demonio divertido.
-Sinceramente, no lo se mi señor, el turno de guardia desde que yo lo conozco ha establecido que tiene que haber una persona en ese puesto y así ha sido siempre.- dijo el capitan encogiendose de hombros.
El demonio sonrió ampliamente. - Mirad capitán, es sencillo, hace mucho tiempo, mucho antes de que siquiera yo estuviese aqui el anterior señor de estos lares decidió arreglar el banco que podeis ver detrás del soldado, lo arregló y le dió una capa de pintura, para protegerlo mejor del terrible clima que hay por aqui y para evitar que alguien pudiese sentarse y mancharse o estropear el banco.-
El capitán iba abriendo la boca, poco a poco, y entonces comprendió todo de golpe. Y desde entonces, no ha vuelto a haber un soldado custodiando el banco, a menos claro está, que esté recién pintado.
sábado, marzo 31, 2007
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3 comentarios:
Cómo, cuándo y dónde gestionar nuestros recursos. Una buena metáfora, útil para el entorno personal y profesional ;)
Muy wapo, que pases buena semana, buen puente o lo que sea, un besito ;)
Qué razón tienes en lo que escribes. Nos acostumbramos a hacer las cosas y las vemos tan habituales que ya ni nos paramos a pensar porqué son así y qué hay más allá. Creo que deberíamos reflexionar antes de hacer muchas cosas de las que hacemos normalmente por costumbre :)
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