Le conocían como un tipo raro en el barrio, se acercaba a la gente y les preguntaba siempre lo mismo, repitiendo palabra por palabra en el mismo orden todos los dias:
- Disculpa, ¿Tienes un minuto?.-
Los que no le conocían le decían que si y esperaban a que él les contestase, sin embargo él se limitaba a quedarse callado y mirándoles, la paciencia de la gente se agotaba en seguida y proseguían con su ajetreada vida.
Él tan solo les miraba y se encogía de hombros. Siempre la misma historia, siempre las mismas caras de indiferencia o de enfado con el pobre chico.
Hasta que un día llegó ella, y él, siguiend su extraño ritual, se acercó a ella y le hizo la pregunta como a todos.
- Disculpa, ¿Tienes un minuto?.-
Y ella le miró, se sacó algo del bolsillo y se lo dió al chico que sonreía ampliamente mientras le decía.
- Claro, lo tenía guardado por que no sabía quien lo había perdido, aquí lo tienes.-
lunes, enero 29, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario