Ariel

Era perfecta, se movía de forma sinuosa en la pista de baile, se hacia amar y desear, sus ojos eran azul, como el color del mar, quizas fuesen unas lentillas, pero que mas daba, eran el contraste perfecto con su pelo rojo como el fuego de la pasión que desataba al moverse al son de la musica.

Ni siquiera sé como acabo su lengua peleando con la mía, ni mis manos con su apretado sujetador que ocultaba los dos pechos más perfectos que jamás había visto, tocado y lamido. No recuerdo el camino a casa, pero sé que nos paramos en un número bastante elevado de portales, garages y rincones oscuros para magrearnos y decirnos obscenidades al oido.

Acabamos en su dormitorio, quitándonos la ropa a toda velocidad, entonces ella me puso un pañuelo en los ojos y me tiró a la cama, pude sentir como me hundía en ella, caliente, suave. Sus gemidos invadían la habitación.

En un momento de pasión me incorporé y al quitarme la venda me di cuenta de que ella no era ella sino él...aunque con dos buenas tetas muy buen puestas.

Pero lejos de parar seguimos toda la noche, dando y recibiendo placer, gimiendo y realizando oscuras fantasias,ya que a fin de cuentas, Ariel es nombre de sirenita, y las sirenas no dejan de ser mujeres con cola.