No vieron nada...
Ni tan siquiera pudieron sentirnos.
Quizás estaban demasiado enfrascados en su misión de asesinar y degollar todo cuanto se movía.
Quizás se quedaron hipnotizados por la belleza de aquella joven muchacha que armada tan sólo con un camisón y una pequeña piedra que brillaba con un tono rojizo se plantó delante de ellos y de sus caballos y maquinas de guerra para decirles que no podían pasar.
Quizás miraron como ella levantaba la piedra al cielo y que toda la aldea se inundaba de aquel rojizo destello.
El caso es que no nos vieron llegar....ni a nosotros, ni a nuestros dragones.
jueves, julio 30, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario