Sus costillas eran sin lugar a duda de lo mejor de la comarca.
Sus chorizos eran muy valorados en toda barbacoa que se preciase en un radio de 100 km a la redonda.
Sus morcillas parecían hechas por alguna mano sobrenatural y su sabor era suave y tierno, increiblemente intenso y al mismo tiempo nada fuerte.
Su carne era increiblemente tierna y sabrosa, se deshacía en la boca.
La verdad es que la carnicería de Sebastían se enorgullecía de tener la mejor de todas las carnes en muchisimos kilómetros a la redonda, no había ninguna persona de los pueblos aledaños que no la conociesen.
Lo que no se conocía tanto era la afición de Sebastián a las mujeres...o a lo rápido que cambiaba de "novia"...o a lo extraño y repentido de esos cambios...
domingo, septiembre 23, 2007
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2 comentarios:
:$ Vivan las acelgas!!
Puaj
Estoy de vuelta. Y contenta de volver a leerte :D
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