Las manos dentro de dos guantes de plástico sostenían un frasco de apariencia inocua, de esos que usamos en casa para meter las galletas y la mermelada...algo inofensivo, sino fuese por que contenía el último grito en desarrollo tecnológico y armamentístico.
Durante décadas el científico que lo sostenía se había dedicado en cuerpo y mente a aquel trabajo...y ahora comentaba con sus superiores sus logros con voz queda:
-...nauseas, ausencia de hambre, por lo que implica desfallecimiento por falta de nutrientes, bajada de defensas mentales, por lo que el sujeto se hace más facilmente controlable por nuestros expertos y lo que es mas importante, obediencia absoluta.-
La sonrisa no podía ocultarla, los dientes brillaban con los reflejos de los neones del laboratorio y mientras le felicitaban entre sonrisas maliciosas y pensamientos impuros los neones arrancaban brillos irisados a la mariposa, como la que sentimos en el estómago cuando estamos enamorados, que se golpeaba, presa, en la jaula de cristal.
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martes, junio 19, 2007
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3 comentarios:
Me alegro haberte inspirao para que escribas un texto tan currado. ^^ Me gusta, me gusta mucho el final. Yo y los finales... si, que raro, eh? ^^
Me ha parecido triste... no se... pobre mariposa ;( no me gustan los animalitos encerrados, todos debemos ser libres incluso ellos aunque reconozco que me ha gustado el relato porque hasta que no he leído el final no sabía de que iba.
Besitos.
Tara: Tu y los finales...una historia cíclica.. :P
Jessika: Gracias, me alegra que te guste, lo de no dar la sorpresa hasta el final es algo que hago a menudo, me gusta el suspense y eso que en tan pocas lineas es dificil de conseguir
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