lunes, diciembre 18, 2006

Heroes cotidianos

Ella cerró los ojos asustada, esperaba el golpe de aquel que no hacía demasiado le había dicho que la quería más que a su vida, ni siquiera sabía como había ocurrido todo.

Apretó las manos y las levantó en un esfuerzo por protegerse del impacto, y fue entonces algo frío chocó contra su cara, era un colgante que llevaba cogido en las manos, un pequeño cascabel cosido a una cinta negra.

- "Cuando me necesites, hazlo sonar".- le había dicho aquel chico tan majo que se lo había regalado, aunque ella lo había interpretado como una forma más de intentar ligar con ella. Instintivamente lo agitó y el cascabel respondió con un suave tintineo.

Y entonces el contacto llegó, pero no fue un golpe sino una mano suave la que sujetó la mano que agitaba el cascabel, ella abrió los ojos y encontró al chico que se lo había dado, de su agresor no había ni rastro.

Ella miró el cascabel, le miró a él, volvió a mirar al cascabel y sin decir nada se hundió en los brazos de su protector rompiendo a llorar. Él la consoló y mientras la calmaba con sus palabras, pensó que lo mejor era aplazar la llamada por la que había salido del bar de enfrente.

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