jueves, agosto 25, 2005

La caverna

Aiko se apoyó sobre el mango de su martillo cuya cabeza reposaba en el suelo sobre el cadaver de un no muerto del cual todavía emanaba un liquido verdoso apestoso.

- Buaj - dijo con su suave voz musical, los años y el entrenamiento de la Sagrada Palabra no habían cambiado su aterciopelada voz y su caracter jovial incluso en estos momentos tan desagradables. - La verdad es que apestan una vez muertos de nuevo- dijo mientras retiraba el martillo y lo sacudía suavemente para limpiar la cabeza.

- Aiko - la voz de Hermi, su compañera, sonó trás un recoveco de la caverna donde ambas se habían internado en busca de una joven que había desaparecido hacia unos días en una aldea cercana a la ciudad de Curlayn.

Aiko se movió despacio hacia donde sonaba la voz de su compañera, si bien las placas de metal de su armadura resonaron por todos los recovecos de la caverna. Al girar la esquina pudo ver a Hermi levantándose con un trozo de tela entre sus manos, sin duda parte del pijama que la pobre víctima de estos monstruos llevaba puesto cuando la encontraron.

- ¿Que has encontrado?- preguntó Aiko mientras extendía el guante de metal hacia el trozo de tela.

- Quitate el guante - dijo Hermi antes de dejar que Aiko tocase la tela. Aiko la miró extrañada pero obedeció, cuando su mano tocó la tela la encontró fría, helada. - Si bueno, está fria, ¿y que?, en esta caverna no creo que dispongan de chimenea para calentar a los no muertos - dijo Aiko con sorna mientras sonreía de medio lado a la sarcedotisa.

Hermi la miró por encima de las lentes correctoras que llevaba y se retiró un paso señalando el cadaver de donde había extraido el trozo de tela, un no muerto total y absolutamente calcinado se retorcía en una extraña forma, de sus manos colgaban más restos de tela.

- Yo misma lo achicharré con un poción perparada por la casa Harikoon para este tipo de situaciones, esta tela debería estar quemada, sin embargo, sigue helada, como si la acabases de sacar de entre la mismisima nieve. Aqui hay algo que no va bien Aiko, algo más grande que unos pocos cadaveres reanimados por Yilius sabe quien...-

Justo en esos momentos un grito de pavor llamó la antención de las dos jóvenes adeptas al culto de la Sagrada Palabra, alguien gritaba pidiendo auxilio en lo profundo de la caverna, sin perder un momento corrieron caverna dentro a salvar a la pobre joven.

Cuando llegaron al final de la caverna la escena era dantesca, la joven estaba totalmente sola en un pequeño rellano, nadie la vigilaba, sin embargo ella chillaba y se retorcía como si diez mil demonios la estuvieran atosigando, su bella cara estaba desfigurada y gritaba palabras en algun tipo de idioma extaño, si es que aquellos balbuceos eran algun idioma. Hermi fue la primera en acercarse , mientras Aiko le cubría de algun posible ataque lateral.

La chica pareció tranquilizarse un poco al ver a la sacerdotisa, sin embargo al acercarse Hermi, comenzó a gritar, señalando su túnica.

- EEEEEEEEEELLLLLL; EEEEEEEEEEEEEEEEEEELLLLLLL SIMBOLOoooooh.- sólo gritó esto, cayendo desmayada justo en los brazos de Hermi que se había acercado lo suficiente como para evitar que la muchacha cayese al suelo.

-Vamonos de aqui- dijo Aiko en un tono más serio del normal. - Detecto algo maligno en el aire y demasiado poderoso para nosotras dos, volvamos a Curlayn e intentamos averiguar que es lo que esta pobre desgraciada vió relacionado con nuestro símbolo.- dijo mientras urgía con las manos a Hermi a salir de la caverna.

Todavía retumbaban los pasos de las tres mujeres en los recovecos de la caverna cuando una sombra emergió de la oscuridad junto con dos muertos vivientes cubiertos con sendas corazas de color negro azabache. Los largos pelos blancos de la unica figura humana cayeron sobre su armadura del mismo color que la de los no muertos, sobre el pecho, en un rojo que hería la vista con verlo el símbolo de la Sagrada Palabra se mostraba orgulloso.

La voz abrupta resonó por las piedras mientras uno de los dos no muertos recibia el golpe de un martillo de guerra grabado con el simbolo de la Sagrada Palabra.

- Imbecil!, os dije que era elfa, ELFA. Esta claro que si algo quiero que salga bien tendré que hacerlo yo mismo. - dijo mientras se encaraba al otro muerto viviente. - Preparadlo todo, dentro de tres lunas llenas correremos por las calles de Curlayn...de nuevo.- dicho lo cual volvió a desaparecer entre las sombras.

El no muerto miró a su ex compañero destrozado contra la roca viva de la caverna y girándose rápidamente hacia donde había desaparecido su maestro tan solo dijo.

- Claro, maestro Aric.-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como echaba de menos tus historias ^^ Me gusta! Ya iré leyendo las que pongas. Un beso.
Fmd: Tara.

Reset Reboot dijo...

Tienes talento, si. :-D

Anónimo dijo...

Ya estás contando batallitas... No puedes estarte quieto, verdad? y encima sin consultarme eh? Te voy a dar yo a ti... =P xD Claro, como no tienes nietos a quién contárselas xDDD
Pues nada oye, sigue contando la historia, que lo haces mejor que yo, que para esto no tengo gracia